Lo político no es un fósil que admiramos en una vitrina como una conquista ya realizada: es un proceso en constante movilidad, transformación. Lo mismo la cultura: no es un lugar para cobijarnos de los sinsabores del sistema social y económico actual: es precisamente un lugar en donde cuestionar esa situación. Ya está bien de bonitos cuadros que nos reconfortan de los dolores: es el lugar en donde visualizar los conflictos, compartirlos e incluso combatirlos frontalmente. Y a quien le pique, que se rasque.