Tiempo Real: imágenes, palabras y prácticas políticas desde los cuerpos de la precariedad: apuntes para una teoría del discurso

Ni una medida, ni una coordenada, ni la afirmación de una convención.
El momento que traduce los márgenes de la representación, la cadencia necesaria para atisbar la calidad constructiva de la imagen, es el tiempo real.

los trabajos y los días : (des)organizando la producción

“¿Cuál es la partitura que no dejan de ejecutar los trabajadores posfordistas desde el momento en que son inducidos a dar muestras de virtuosismo? La respuesta, en términos concisos, da algo así como: la partitura sui géneris del trabajo contemporáneo es el Intelecto en tanto que Intelecto público, general intellect, saber social global, competencia lingüística común. Y podríamos decir también: la producción exige el virtuosismo, y por tanto introduce rasgos propios de la acción política, precisa y únicamente porque el Intelecto se ha vuelto la principal fuerza productiva, premisa y centro de toda poiesis.”

Así, retomando el “intelecto general” ya definido por Marx en 1850, comienza a explicar en un texto reciente el italiano Paolo Virno algunas de las componentes fundamentales del denominado trabajo inmaterial, al tiempo que se pregunta como volver a dotar de (contra)poder aquellos rasgos que, como la flexibilidad, la reticularidad, la imaginación o la capacidad de improvisación, habían sido patrimonio de algunas prácticas políticas y que, paulatinamente, han sido asimilados y rentabilizados por las formas de producción transnacionales hasta convertirlas en las estrategias propias del capital global. Como ya había ocurrido con algunos productos del arte, la Historia de las mercancías se desmaterializa y se refetichiza, adquiere las maneras y las plusvalías de la producción simbólica: es el tiempo del trabajo a tiempo completo, de los cuerpos productivos más allá del horario laboral.

En la nueva construcción de la Historia del bullet time , el trabajo-consumo es índice de visibilidad, es garantía de existencia por medio de la ciudadanía expendida por los estados-franquicia. Su inquietante interrupción de la linealidad no ha dado paso a la desactivación del sueño de la finalidad, sino a microdiscursos normativizadores, a pequeñas mitologías reificadoras.

Si hasta hace apenas unas décadas seguíamos pensando el término “trabajo” como producción frente a reproducción y como concepto vinculado al empleo asalariado, ahora no solo hablamos de cuidados, just in time o hiperflexibilidad, sino que las divergencias tradicionales se diluyen, y las oposiciones espaciales y conceptuales entre tiempos/lugares de ocio y de trabajo no resultan ya operativas: el biotrabajo pasa a definir nuestras relaciones, la precariedad nos erosiona y rearticula nuestras decisiones personales, así como la elaboración de nuestras subjetividades .Habitantes del “trabajo total”, desde los 70 y frente al sindicalismo tradicional, el llamamiento a la negación/sabotaje productivo y a la defección se convierte en una posición de resistencia fundamental.

En este clima redefinitorio y a partir de mi propia experiencia como trabajadora inmaterial en el ámbito cultural se sitúa tiempo real, un proyecto que, reactivando algunas cuestiones ya planteadas con anterioridad, trata de investigar sobre la posibilidad/oportunidad de construir una visibilidad y una narratividad propias de la nueva clase trabajadora (que podríamos denominar, siguiendo a algun@s autor@s, cognitariado) alejadas del cine militante clásico o del documental televisivo bienpensante y, a la vez, reflexiona sobre la capacidad de generar formas políticas efectivas a través de textos (imágenes y palabras) que desalojen las estrategias de la acción del ámbito del trabajo productivo y las reintroduzcan, como apunta Paolo Virno, en la esfera pública.

(re)alojando la mirada, (re)ocupando la representación (desde la precariedad)

“Yo considero que las formas dramáticas  tradicionales ya no pueden funcionar para unos contenidos nuevos. Me refiero al lenguaje de las imágenes. La decodificación de este lenguaje varía según la época”.

Imbricado en una genealogía de la que me siento partícipe, tiempo real parte de la dialéctica de la negatividad en la que se asientan conscientemente algunos relatos audiovisuales, y se sitúa en la defección y el sabotaje a través de las narrativas de la negación (desestética, desmontaje, silencios. articulados…), el fuera de campo, el reencuadre y la coincidencia entre tiempo diegético  y tiempo real del plano secuencia, para proponer la representación como un territorio privilegiado de la práctica política, un espacio de producción simbólica reocupable y necesario desde el que generar, tal vez, una vía de éxodo al intelecto general.

Estructurado en torno a dos ejes – (des)organización y (re)ocupación – que articulan las estrategias señaladas en el párrafo anterior, y con la emblemática película de Chantal Akerman,“Jeanne Dielman” (1975), como material (de)constructivo fundamental, éste es un proyecto fragmentario que consta de tres partes: un pequeño (contra)archivo (inacabado, subjetivo, asistemático, situado en la carencia…) que expone los materiales y condiciones del proceso de trabajo (libros, películas, entrevistas, financiación, plazos…), y que quiere evidenciar las jerarquías implícitas en toda ordenación de conocimiento y en toda producción de “documento” e “historia”; un texto escrito, donde, a modo de apuntes y a partir de los grupos de mujeres con los que se ha trabajado, se esboza una posible teoría de la representación como escenario de acción política; y un vídeo monocanal.

Ejercicio de desmontaje fílmico e investigación implicada sobre algunos grupos de mujeres europeas que trabajan en torno a las actuales condiciones de precariedad, tiempo real en su forma audiovisual, propone una lectura paralela de algunos discursos y actuaciones feministas y algunas estrategias de representación como prácticas políticas referenciales.

Porque, como ya explicaba unos meses atrás, y al calor de las movilizaciones contra la guerra de Irak, “alentadas por lo que Martha Rosler denomina la representación participativa ,  pensamos que nuestra labor como artistas y productor@s culturales a favor de las luchas de aquí y ahora es construir representaciones y relatos y gestos que den cuerpo a nuestros sueños y posibiliten la transmisión de nuestras experiencias, que generen memoria y conocimientos colectivos, que dibujen narraciones de la multitud de multitudes de la que formamos parte, que produzcan historia(s). Entrelazar las autobiografías de tod@s para desafiar los límites de lo visible y lo invisible, seguras de que con ello, y con la presencia persistente de nuestros cuerpos en las calles – los cuerpos de todas, los cuerpos de todos – , llevamos a cabo una acción política”.