L’œil impératif/El ojo imperativo/The imperative eye

Como señalan con certeza desde los años 60 distintos autores ligados al pensamiento decolonial (de Frantz Fanon a Boaventura de Sousa, pasando por Achille Mbembe, Silvia Rivera Cusicanqui o Gloria Anzaldúa), o como apuntan algunos teóricos de los estudios visuales (Nicholas Mirzoeff, por ejemplo, en su libro The right to look), el colonialismo tradicional iniciado en 1492 y la actual colonialidad no se sostienen solo sobre bases de intervencionismo político o de explotación económica, sino que construyen una jerarquía del pensamiento, una hegemonía epistemológica que les proporciona una justificación para el orden construido por su dominio al tiempo que esclerotiza las posibilidades de subversión del «otro», del «exterior a la civilización eurocéntrica», naturalizando la inferioridad de sus conocimientos y sus representaciones.

En esta línea –y en estrecha relación con esta llamada a pensar el colonialismo (y la colonialidad actual) como parte fundamental del origen del capitalismo y de la modernidad occidental– es donde se sitúa mi trabajo actual, que trata de pensar formas de recuperación, afianzamiento o elaboración de otras genealogías visuales que hagan posible pensar la posibilidad de la soberanía visual en términos plurales.

El ensayo visual aquí presentado, L’œil impératif, producido en Marruecos desde junio de 2014 específicamente para el Centre d’Art Santa Mònica, se proponen como una reflexión transversal sobre el papel que el régimen de la visualidad adquiere dentro de los procesos coloniales y neocoloniales, entendidos estos no exclusivamente como formas de explotación político-económica sino como un pensamiento abismal –que diría Boaventura de Sousa– que domina el sistema-mundo y que no cesa. Este film, construido con textos reescritos de Frantz Fanon y Aimé Césaire presenta como caso de estudio a Marruecos, pero quiere reflexionar sobre las expectativas de la construcción de una justicia cognitiva fuera del sistema hegemónico de conocimiento y representación (en todos los sentidos del sistema de representación) y, por extensión, preguntarnos en qué medida es posible una(s) verdadera(s) soberanía(s) visual(es) y qué potencialidades políticas tiene(n).

Los imaginarios de la racialización, del exotismo y del miedo a la alteridad, los estereotipos del orientalismo, pero también la captación de las élites locales para el punto de vista del colono, para –como explica Fanon– posibilitar la continuidad de la colonia tras las independencias, son el sustrato del film, que se cuestiona, por extensión, nuestro papel como colonizadores y en qué medida es posible una verdadera soberanía, una emancipación real, tras el ciclo de independencias africanas de los años 50 a los 70 y dentro del marco de globalización actual, un momento en que las ideas de soberanía tradicional o de estado-nación (pilares del orden político eurocéntrico hegemónico) están mutando ligadas, además, al enorme peso adquirido por instituciones supraestatales como la OTAN, la UE o el FMI, que socavan –si no liquidan– nuestras bases políticas tradicionales.

(María Ruido, 2015)

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